
Un año más nos encontramos a estas fechas donde el terror, el horror, los santos, los dulces, las fiestas, los disfraces, los divertimentos culturales de esta fiesta secular adquieren una importancia casi vital, al menos en Estados Unidos, aunque sus orígenes no radiquen en ese territorio. Siempre en estos días, y sobre todo con el pequeño puente que tenemos por delante, suelo aprovechar para revisionar algún que otro clásico cinematográfico o ver algún otro proyecto de terror actual que puede estar interesante. En este caso, y el que más me llama la atención, además le viene que ni pintado a la situación es Truco o Trato de Michael Dougherty, del que estoy leyendo críticas muy favorables. Pero... ¿quién me impide volver a revisionar por enésima vez la excelente Halloween de Carpenter? ¿Y recrearme en esos interminables travellings viendo cómo Myers acecha a esas ingenuas y débiles víctimas? Y no me vale que ustedes me aconsejen la versión de Halloween de Zombie, una visión que tiene sus ventajas, pero no sigue con el halo de incertidumbre que tenía el personaje como una absoluta ventaja.

¿Quién se va a poner morado a dulces? Un servidor segurísimo que sí.